Hambre emocional

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Hambre emocional

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Hambre emocional

La alimentación y la emoción van unidas, desde que nacemos la alimentación es el vínculo que nos une con nuestra madre, y posteriormente con nuestro clan.

Además de obtener nutrientes también recibimos amor, aceptación y sentimiento de pertenencia al clan.

Desde esta premisa podemos decir que las emociones afectan a lo que comemos, de tal manera que a partir de la propia conducta, tendemos a buscar satisfacer nuestras necesidades emocionales como la búsqueda de estar completos, del amor de la infancia, o parar la ansiedad y el cabreo con la alimentación.

En función de lo aprendido en nuestro entorno, o de la emoción que se nos mueva elegiremos un alimento u otro para satisfacernos de forma inicial.

Alimentación emocional

La alimentación emocional consiste en tratar de calmar algunas emociones, generalmente negativas, a través de la comida. De esta forma, la comida se convierte en un instrumento para afrontar nuestro estado de ánimo o nuestros problemas.

Cabe destacar que los principales productos que se consumen en estas situaciones son alimentos ultra procesados, lo que supone un empeoramiento del salud física y mental de las personas.

LA COMIDA Y LAS EMOCIONES

Algunas de las principales causas de la alimentación emocional que podemos encontrar son:

  • Alta restricción de la alimentación. El hecho de que el cuerpo se vea sometido a una dieta demasiado estricta genera grandes cambios tanto en el metabolismo como en la mente de las personas, por lo que es muy probable que aumente el deseo de comer y que caiga en el consumo de productos ultra procesados.
  • Tener poca conciencia interoceptiva, es decir, no ser capaz controlar algunos sentimientos como el hambre o la saciedad. Esta situación puede verse agravada cuando se utiliza la comida como premio o como castigo, especialmente en el caso de los niños más pequeños.
  • Sufrir alexitimia, es decir, tener una gran dificultad para identificar y describir los sentimientos de uno mismo. En estos casos, se trata de ocultar o evitar ciertas emociones negativas, refugiándose principalmente en la comida.
  • Episodios de síndrome premenstrual, depresión, ansiedad y trastornos psiquiátricos como la distimia, que hacen que aumente el apetito de las personas que lo sufren.
  • Las propias características de la comida, ya que los alimentos que más se consumen para calmar el hambre emocional suelen ser dulces y muy sabrosos, que resultan perjudiciales para la salud.
  • Factores culturales, que hacen que las reuniones familiares o con amigos vayan normalmente acompañadas de comida.

A pesar de que utilizar la comida como solución a ciertas situaciones pueda ser efectivo a corto plazo, las emociones y los problemas siguen existiendo, por lo que es probable que después de comer de esta manera inadecuada, se produzcan sentimientos como la vergüenza, la culpa o el arrepentimiento.

El estrés y las emociones impulsan la ingesta de alimentos ultra procesados, haciendo que las personas coman de manera automática en grandes cantidades para, más tarde, enfadarse con uno mismo por ello y volver al estado inicial, repitiéndose la situación una y otra vez.

alimentacion emocional

COMER EMOCIONALMENTE

Cuando hablamos de salud, habitualmente nos olvidamos de que lo que comemos es la principal fuente de energía de nuestro cerebro, el cual está formado por millones de neuronas que se comunican entre sí a través de neurotransmisores, siendo cada uno de ellos responsable de una función cerebral específica.

Cuando existe una mala alimentación, las sinapsis o conexiones entre neuronas pueden deteriorarse e incluso destruirse. Como consecuencia de esto, aparecen diversos síntomas como cansancio, sueño, ansiedad o mareos.

Para impedirlo, lo más importante es llevar una dieta equilibrada, ya que tanto la escasez como el exceso de ciertos alimentos, aunque sean sanos, pueden provocar efectos negativos en el organismo.

De esta forma, el cerebro puede recibir todos los nutrientes necesarios para obtener ciertos beneficios como:

  • Mejor la memoria.
  • Reflejos agudizados.
  • Mejor la capacidad de atención.
  • Mayor protección frente a enfermedades mentales como el Alzheimer o la demencia.

Libros de hambre emocional:

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¿Cómo gestionar las emociones sin recurrir a la comida?

A menudo las personas confunden ciertas situaciones del día a día con problemas como los trastornos de ansiedad o los trastornos del estado de ánimo. Con el objetivo de conseguir diferenciar estas situaciones, lo más importante es conocer los hábitos de estas personas.

Para ello, es aconsejable seguir algunas recomendaciones que ayudarán a mantener en condiciones óptimas la salud física y mental en el día a día:

  • Descansar bien, por lo que hay que buscar un sueño de calidad, incluso utilizando técnicas de relajación muscular si fuera necesario. Además, este descanso no debe estar enfocado sólo a dormir por la noche, sino que hay que tenerlo en cuenta durante el día.
  • Comer de forma saludable, de forma que se proporcionen todos los nutrientes necesarios al cerebro y se garantice un buen funcionamiento cognitivo.
  • Utilizar técnicas de meditación o relajación, que contribuyan a calmar tanto el sistema nervioso simpático como la mente.
  • No enredarse con pensamientos propios, de forma que se consiga prestar menos atención a aquellas preocupaciones que no se pueden controlar.
  • Poner un orden realista en la vida diaria tanto personal como profesional, ya sea mediante el uso de agendas u horarios, lo que evitará a sensación de ansiedad que puede producir el hecho de no llegar a abarcar todo.
  • Aprender a delegar algunas de las tareas, de forma que se consiga tener ciertos momentos de descanso y se lleve un ritmo de vida más adecuado para el bienestar propio.
  • Disfrutar de las pequeñas cosas, como puede ser una comida con amigos o un paseo en un día soleado. Esto supone tomar conciencia sobre lo que está ocurriendo, y la mente recibirá las respuestas de todo aquello que hay bueno durante el día e irá alimentándose de esas buenas sensaciones.
  • Practicar ejercicio físico, ya que diversos estudios científicos demuestran la estrecha relación existente entre el deporte y la salud física y mental. Además, conlleva numerosas ventajas como la creación de nuevas neuronas, la capacidad de concentración, sensación de bienestar, mayor autoestima…

¿Qué es el hambre emocional?

Tal y como se señalaba anteriormente, el hambre emocional parte de la necesidad de aliviar ciertas emociones o sentimientos negativos a través de la comida, de manera que las personas nunca llegan a sentirse saciadas. Además, aparece de forma imprevista y, generalmente, de forma urgente tras una situación estresante.

Por el contrario, el hambre fisiológica se presenta por una necesidad de nutrientes del organismo. Suele ocurrir de manera progresiva, a partir de las 3 o 4 horas siguientes a la última ingesta y, después de comer, aparece una sensación placentera y de bienestar.

En relación con esto, encontramos el pensamiento dicotómico, es decir, el todo y el nada, y puede ser muy peligroso ya que se trata de un pensamiento rígido que hace que las personas abandonen por completo sus objetivos, por ejemplo, alimenticios, en el primer momento en el que fallan.

Para intentar combatir este tipo de pensamiento, hay que comenzar por cambiar los diálogos internos negativos por explicaciones más positivas y realistas.

¿Cómo controlar la alimentación emocional?

Hay que tener en cuenta que la alimentación emocional siempre tiende a coexistir con la alimentación externa. Esta alimentación externa hace referencia a la situación de comer en exceso en respuesta a señales relacionadas con los alimentos, como puede ser la vista o el olor de la comida.

Una opción eficaz para aprender a gestionar mejor las emociones, es anotar diariamente las comidas que se realizan, la cantidad, los sentimientos después de comer… para aprender a comer de una manera consciente.

¿Por qué es importante la alimentación emocional?

¿Cómo alimentar las emociones?

Es importante ser consciente en el momento de comer, y esto ayudará a masticar más, saborear más los alimentos…, evitando así comer de manera automática y consiguiendo una sensación de saciedad.

Por lo tanto, resulta beneficioso aplicar técnicas para controlar la ansiedad y técnicas de mindfulness mientras se realizan las comidas.

Si quieres saber más, en la Escuela de Atención puedes encontrar el curso “Árbol de la Salud”, con el que conseguirás conocerte en profundidad, aprendiendo sobre la relación que existe entre la nutrición y el cuerpo humano.
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