por Marly Kuenerz, psicóloga clínica transpersonal, directora del Máster de Técnicas de Terapia Transpersonal
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Si en los anteriores posts sobre Grabaciones Emocionales (a los que puedes acceder aquí para leer el primero y aquí para el segundo) has podido localizar en ti un estado-base grabado desde tu gestación, habrás comprobado cómo esta sensación coarta toda tu libertad para sentir.
Habrás podido comprender la importancia de localizar esta parte en ti que es totalmente repetitiva y automatizada. Pero hay suerte: el inconsciente es muy, muy literal y por esto mismo, se deja manejar bastante bien.
¡Puedes meter información nueva en tu ordenador, puedes borrar información, y así remediar cualquier grabación! Va a depender de lo que quieras hacer y de tu constancia.
Como los niños son muy impresionables y no tienen formas organizadas para defenderse de las agresiones e invasiones del mundo exterior, la mayor parte de las grabaciones provienen de la infancia, de la pubertad y de la adolescencia. Tienen diferente cariz:
- Las de la infancia suelen ser muy ligadas al miedo y a la impotencia
Hay que recordar que un niño realmente no tiene recursos; según la familia que le ha tocado, a ella se tiene que amoldar. Además, es una etapa en la que hay que obedecer, no suele haber otra alternativa.
Puede tocarle una familia amorosa y protectora (a veces demasiado) o una familia desestructurada y conflictiva. Si los padres le explican el por qué de las cosas, el niño puede formar estructuras sólidas y crear una personalidad equilibrada. En cambio, si los padres imponen las cosas, el niño se siente incomprendido y más tarde se va a rebelar, a veces en momentos y lugares inadecuados y de forma destructiva para él. Si hay violencia en la familia, el niño siente pánico y más tarde de adulto puede llegar a comportarse igual, por mucho que lo odie.
Es importante saber que en el momento en que se activa una grabación no se para uno a razonar si es algo bueno o malo. Se funciona en automático, como el teclado de un piano: si das a una tecla concreta va a sonar siempre la misma nota. El piano no juzga si es la correcta o no.
Lo que es cierto es que el niño es como una esponja y absorbe lo que hay en el ambiente familiar. ¡Esto es ley! Lo que hay, el niño lo hace suyo.
Por esto mismo, no debes sentirte culpable si en algún momento actúas como lo hicieron en tu casa, de una forma que rechazabas. Simplemente has absorbido lo que había. Ahora, la suerte es que tomando conciencia de lo que hay y de cómo funciona la mente, ¡puedes transformarlo en aquello que realmente quieres!
Un ejemplo didáctico es el de una chica cuyo padre era muy impaciente y exigente. Ella sufría una tensión enorme y una sensación de no poder equivocarse jamás. A pesar de sus esfuerzos por evitarlo, con sus hijos repetía la misma exigencia y se impacientaba ante cualquier fallo. Sólo cuando neutralizó la grabación de infancia con su padre, pudo cambiar su actitud con los hijos.
2. En la pubertad y la adolescencia las grabaciones suelen girar alrededor de la culpa y el poder
Es una época en la que la rebeldía es normal y hasta beneficiosa para configurar la Personalidad, el Yo personal. Pero esta etapa no suele ser comprendida por la familia, así que el adolescente se ve dividido entre seguir su camino o seguir obedeciendo. Si rompe las reglas siente su poder personal, pero al tiempo siente culpa. Si las sigue, se siente coartado.
Las reglas ya están interiorizadas y el conflicto no es solo con los padres y el entorno, también es interno. Si obedezco, mal, y si no obedezco, peor. Por ello, el rebelde suele sufrir y al tiempo sentir su triunfo. Este conflicto a veces crea hábitos destructivos que el adulto luego perpetúa, hasta darse cuenta que también esto es una grabación que puede transformar.
Las grabaciones de este período suelen girar alrededor del poder y de su pérdida. También sobre la injusticia, no sentirte comprendido, no permitirse vivir, tener trabas para lanzarte libremente a explorar el mundo, la sexualidad, el contacto con los demás.
Un ejemplo didáctico es el alumno que pasó su infancia enfrentando a su padre para defender a su madre de críticas y desvalorización, luego de adulto, no podía evitar enfrentamientos continuos en su hogar y en su trabajo. Su vida era un infierno, siempre luchando en una guerra sin cuartel. Vivía en un ring de boxeo. Al trabajar su grabación, consiguió por fin sentir paz y, lo más importante, disfrutar de la vida. Como estaba viciado en la adrenalina que produce la lucha y era adicto al subidón del enfrentamiento con otros, la paz y el disfrute era imposible.