por Marly Kuenerz, psicóloga clínica transpersonal, directora del Máster de Técnicas de Terapia Transpersonal
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Una vez creada la grabación original, experiencias similares posteriores van reforzándola más y más, hasta que vemos que lo mismo se repite eternamente, y en ese momento quedas convencido/a de que aquello es irremediable y formas tus conclusiones, que para ti son verdades absolutas: el mundo es enemigo, no me quieren, no soy capaz, es peligroso ser espontáneo/a y expresarse…
Esta misma creencia se materializa fuera y se confirma con hechos. Pasas a percibir solamente aquello que encaja con tu idea.
Ejemplo didáctico el caso de una pareja, dónde él se sentía abandonado cada vez que su mujer se iba con las amigas o hacía algo personal suyo. Registraba estos momentos y sufría intensamente, pues su madre le había abandonado de niño. Por más que hiciera la esposa, no había manera de contentarlo. No registraba todas las atenciones que le brindaba, pero cualquier pequeña ausencia era para él la confirmación de su abandono. Hasta que no se dio cuenta de que lo que le dolía era la falta de su madre, no pudo reconocer todo el amor que tenía por él su mujer…
Así andamos por la vida, cada uno con su grabación a cuestas, ¡hasta tomar conciencia de cómo funciona tu mente y darle solución! ¿No quieres ser feliz? Este es un camino…
¡Avancemos entonces!
Aprendamos a estar en el aquí y ahora, viviendo cada instante, percibiendo cómo es estar atento a todo lo que pasa aquí, en este instante, con estas personas, conmigo mismo. Podemos usar cada segundo y cada reacción emocional que sintamos para estar leve, feliz y disfrutar o para “picarse” con algo, quedarse frustrado/a, creer que las cosas deben ser de otro modo.
Siempre hay algo exterior que justifique perder el estado de levedad y de bienestar. Si esto ocurre, una grabación del pasado se ha activado y te ha pillado. Así de sencillo. Sólo que este estado, muchas veces vivido, se ha podido hacer crónico.
Sensaciones de inseguridad, de frustración… han sustituido el estado natural de bienestar, el que corresponde a tu verdadera naturaleza. Algunos siempre volvemos a caer en miedos y en ansiedades, en no tener confianza en nosotros/as mismos/as. Comienza a verlo simplemente como estados creados por grabaciones y a los que te has habituado.
Si durante esta quincena aparece alguno de estos estados crónicos desagradables, en vez de sentirte incapaz de remediarlo, comienza a tomar conciencia de que proviene de una grabación del pasado. En lugar de sufrir con ello, aprovecha este malestar para localizar la grabación. Se llega a ella por medio de la emoción, no de la memoria intelectual.
Igual que a los recuerdos intrauterinos se llega básicamente por las sensaciones físicas, las grabaciones posteriores suelen ser emocionales.
Toma conciencia de lo que estás sintiendo. Dale un nombre a tu emoción. Pregúntate a ti mismo cuándo te sentiste así en tu niñez. Recuerda qué estaba ocurriendo, cuáles eran las circunstancias, qué personas estaban presentes, qué dijeron, cómo reaccionaste ante lo que dijeron o ante sus gestos, sus caras… Localiza los sentimientos que tuviste: rechazo, desprecio, indiferencia, dolor, rabia, incomprensión, frustración, sentimiento de injusticia…
Empieza a darte cuenta de que, aunque las circunstancias han cambiado, las emociones son las mismas de entonces y las reacciones también. Estás reaccionando de la misma forma que lo hiciste ante los padres, los hermanos, los profesores, la familia, los niños del colegio. Sigue siendo la emoción del niño/a que tú fuiste hace años…
Apúntalo en tu cuaderno con todos los detalles. No dejes de hacerlo, pues más adelante vas a aprender a neutralizar completamente esta reacción. Por el momento es suficiente con que te des cuenta de que todo ello corresponde a tu pasado.
Si tienes la suerte de que durante la quincena no ha surgido ninguna reacción de sufrimiento ni de rabia, ¡enhorabuena! Esto significa que realmente sabes disfrutar. En este caso, te aconsejamos que aproveches tomando conciencia de tus sentidos.
Dedica 5 minutos diarios para experimentar con cada uno de tus sentidos. Un día te centras solamente en tus oídos. Deja que los sonidos entren en ti, resuenen en ti, cojan un colorido y una forma definida dentro de ti. Otro día dedícate a observar durante 5 minutos seguidos una flor o un paisaje o un cuadro o la foto de alguien que quieras o te llame la atención. Otro día, toca diferentes texturas, plantas, piedras, tejidos… también a tus personas queridas. Al día siguiente pon toda tu atención en el sabor de las diferentes frutas.
Finalmente, dedica los 5 minutos del último día para reconocer y sentir los olores de diferentes flores y frutas, del césped, de la tierra mojada, del mar… Hay todo un mundo para ser reconocido a través de los sentidos. Si quieres, pasa una semana con un solo sentido y otra semana con otro. Todo ello va ir dándote sensaciones nuevas, aumentando la gama de tus percepciones y ampliando tu sensibilidad.