Decía en el anterior post ¡Cómo engañan las apariencias!
Vamos a acordar que queremos decir con Apariencias.
Una de las vías para madurar está en ir más allá de la fachada. Los niños, cuando ven una máscara, se asustan o se deleitan, según sea el gesto que exprese. El adulto se da cuenta de que es una máscara: no se lo cree. Lo mismo se aplica a la vida: no siempre lo que reluce es oro… Si envidiamos una persona, cuando creemos que todos tienen algo que a nosotros está vedado, estamos viendo sólo lo aparente. Si nos dejamos engañar por lo visible, dejamos de percibir la Verdad.
Proponemos un Ejercicio:
Procura ir más allá de lo visible. El mundo es un palacio de espejos: sólo percibimos lo que nos informan los sentidos. Busca lo que está por debajo de lo que las personas muestran, de lo que las circunstancias parecen ser. Mira a las personas desde otro lugar: trata de observar sus gestos, su lenguaje corporal, si todo ello corresponde a lo que dice o quiere demostrar. También observa lo que ocurre en tu vida desde una perspectiva distinta: qué mensaje me trae esto, que hay por debajo de este hecho, qué me puede enseñar esta aparente incomodidad, obstáculo, pérdida, como también suerte, facilidad…
Si haces el ejercicio sugerido, querido lector, seguramente habrás tenido más de una sorpresa… Más de una vez te habrás dado cuenta de que las apariencias engañan.
Y de que no somos tan dependientes de lo externo como creíamos. De hecho, no dependemos para nada de lo externo para ser felices… Dependemos de lo externo para nutrir nuestro cuerpo, para cubrirlo, movernos, intercambiar, respirar, tocar, tener sensaciones… ¡pero no para ser felices! Tenemos el poder de ver absolutamente cualquier cosa desde un punto de vista positivo o negativo. Sin embargo, si nos olvidamos de este poder, o nos negamos a ejercitarlo, responderemos mecánicamente, de la forma condicionada de siempre, siguiendo nuestras grabaciones del pasado, incapaces de renovarnos y por lo tanto de sentirnos vivos y actuantes.
La mayoría de las personas que actúan en automático, actúan en negativo, sin siquiera pensarlo ni considerar otra postura posible.
Tener la libertad para estar libre y alegre, en cualquier circunstancia, es ir más allá del automatismo negativo, de las convenciones sociales y familiares de contención, dolor e impotencia ante las cosas que nos pasan. ¡Esta es la llave de la felicidad! ¡Así de sencillo! Nuestra actitud contiene el secreto de la felicidad, de ella depende que disfrutemos de estar vivos o que padezcamos en la vida…
Nuestro humor cambia como el tiempo: sol, lluvia, tormenta, nieve, frío, calor… siempre fluctuando. Pero nuestra actitud depende de nosotros mismos ¡en cada momento! Cada instante es válido para tomar una actitud a nuestro favor y no en contra nuestro.
Y aquí no vale decir: “Pero yo no tengo fuerza de voluntad”. Tener o no tener fuerza de voluntad es solamente una creencia, una grabación, un automatismo. Si cambiamos el pensamiento, cambiamos el hecho.
Aunque nos hayan dicho toda la vida: “Es un desastre, no tiene ninguna fuerza de voluntad”, esto no es para nada una verdad absoluta. Lo que te hace no tener fuerza de voluntad es haberlo creído, no que te lo hayan dicho ni tampoco que los hechos lo demuestren, pues los hechos siguen lo que uno se cree, por lo tanto es natural que se haya manifestado, si así piensas. Una pescadilla que se muerde la cola…
Por Marly Kuenerz | Psicóloga clínica y psicoterapeuta, con más de 35 años de experiencia.
> El cambio. ¿Lo iniciamos dentro o fuera de nosotros? (Parte 1)
directora del Máster de Técnicas de Terapia Transpersonal
para más información, consultar web:
Máster PRESENCIAL en Técnicas de Terapia Transpersonal
Máster ONLINE en Técnicas de Terapia Transpersonal
[…] Por Marly Kuenerz | Psicóloga clínica y psicoterapeuta, con más de 35 años de experiencia. > El cambio. ¿Lo iniciamos dentro o fuera de nosotros? (Parte 2) […]
[…] Por Marly Kuenerz | Psicóloga clínica y psicoterapeuta, con más de 35 años de experiencia. > El cambio. ¿Lo iniciamos dentro o fuera de nosotros? (Parte 2) […]