Hoy día, como adulto/a que eres, tienes el privilegio de poder escoger lo que quieres que registre tu sensibilidad, dentro del amplio menú que ofrece la vida.
La vida misma te ofrece esta opción y respeta tu decisión ¡al pie de la letra! Ahora mismo puedes darte cuenta de que esta capacidad es una riqueza y también una herencia natural. Pero es importante saber que para poder usar a tu favor este enorme poder, hay que tener el “know how” adecuado…
De la conciencia de que existe en ti toda esta fuerza y de su uso constructivo va a depender que tu vida resulte tensa y llena de sufrimiento o de lo contrario, armoniosa, placentera y amorosa. ¡Vale la pena trabajar e invertir tiempo alrededor de este asunto tan desconocido para el público general!
Ahora mismo es un momento ideal para tomar conciencia de todo el disfrute que te puede regalar tu sensibilidad.
El mismo contacto con la naturaleza puede suplir muchas carencias humanas, independientemente de la edad, la situación económica o el stress que suframos en el trabajo; Todos podemos usar nuestros sentidos de una forma placentera y nutritiva. Siempre está a tu alcance el aire puro y el placer de sentirlo llenando tus pulmones, la belleza de una puesta de sol, la forma y el color de una flor, el olor de la tierra o de la lluvia recién caída, la frescura de la brisa…
Hasta en la noche tienes el brillo de las estrellas, el misterio de mirar al cielo y tomar conciencia de la grandeza en la que estamos envueltos. También de la importancia que tienes TÚ para el Universo.
Tú eres una mente viva que está influyendo sobre todo lo que ocurre en el mundo. ¡Eres muy importante! Y si aprendes a nutrirte de estas pequeñas grandes cosas, dejarás de depender tanto de las cambiantes emociones humanas, de la presencia o ausencia de algunos seres queridos, de lo que la vida te proporcione materialmente.
Esta conciencia puede llegar a ser la base de nuestra casa, ya que siempre hay y habrá algo de belleza para nutrir nuestra alma.
Solemos conectar el placer con sexo, con cosas materiales, con comida, con “tener”, con competir y ganar, y dejamos de aprovechar toda la belleza que está disponible en el mundo para llenar nuestro vacío interno…
Procura dedicar unos minutos todos los días de esta semana a disfrutar de tus sentidos. Basta mirar una planta, el cielo, sentir el placer de bañarte sintiendo las gotas del agua resbalando por tu piel… Mirar sintiendo: sentir lo que es una flor, la exquisitez de sus formas y dibujos, su color, su fragancia. Pon la atención en el olor de la tierra, toca los árboles. Son seres vivos que normalmente ni ves ni registras siquiera su existencia.
Si estás en medio de una ciudad sin verde, tienes siempre el cielo. ¡A lo mejor nunca te has parado para observarlo de verdad!
Quizás tampoco has puesto tu atención en el aire entrando y saliendo de tus pulmones. Siente las sensaciones de dar o recibir una caricia. Lo que te hace sentir una alabanza, un reconocimiento, un agradecimiento. Intenta hacer de ello un hábito. Necesitas muy poquito tiempo para hacerlo, ¡pero no te olvides de hacerlo!
En unos días más adelante, trata de hacer lo mismo, pero auditivamente.
Busca el tipo de música que te llega adentro, que te nutre, y trata de dedicar unos minutos todos los días a escuchar música, a dejarla entrar dentro de ti, mover tus sensaciones, sentirla actuando dentro de tu cuerpo. Siente qué parte de tu cuerpo responde a cada nota, a cada melodía. Localiza conscientemente el lugar de tu cuerpo donde resuenan los bajos, donde resuenan los agudos. Comienza a entrenar tu cuerpo, a responder a la sensibilidad de tus sentidos.
Es un entrenamiento importante, ¡que te va aportar mucho más de lo que crees ahora mismo!
Psicología Transpersonal ¿Por qué aislamos la Sensibilidad de la Conciencia? (Parte 1)
por Marly Kuenerz, psicóloga clínica transpersonal, directora del Máster de Técnicas de Terapia Transpersonal
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