por Marly Kuenerz, psicóloga clínica transpersonal, directora del Máster de Técnicas de Terapia Transpersonal
para más información, consultar web:
Máster PRESENCIAL en Técnicas de Terapia Transpersonal
Máster ONLINE en Técnicas de Terapia Transpersonal
Herramientas Transpersonales Básicas para Profesionales
Crescendum, desarrolla tu Potencial desde lo transpersonal
Para que no se quede en un mero ejercicio intelectual, vamos a realizar algunas prácticas vivenciales, que nos permitan auto-experimentar y ahondar en la INTROSPECCIÓN.
La llave está en no hacerlo como una obligación pesada, sino enfocarlo como un placer, como un momento de relax y de nutrición. Estés o no de vacaciones, estés en el trabajo, en la ciudad, trata de mantener esta actitud mental. Es un momento de calidad para ti. Todo tiene una razón y todos los momentos son perfectos para el aprendizaje.
Sea cual sea tu circunstancia, sigue adelante. Toma nota en tu diario personal de las dificultades que puedas estar teniendo y también de las dudas que puedan surgir.
Vamos a aprovechar cualquier reacción emocional que tengas durante el día y trabajar con ella. La vas poniendo en orden cronológico, poco a poco. Sin ninguna prisa, ni ningún objetivo que te presione, ve recabando la información de todo lo significativo que te contaron tu madre y tu padre durante tu gestación, o lo que vayas recordando de forma natural.
Luego, busca un rato en que puedas estar tranquilo/a y en que nada te vaya a interrumpir. Preferentemente, échate en la cama boca arriba, abriendo bien el pecho. Respira unas cuantas veces muy profundamente, para soltar cualquier expectativa, cualquier idea o preocupación que te ronde… date el tiempo necesario para sentirte completamente en paz. Si te apetece, arrópate con una sábana o con una mantita.
Ahora, conecta con la sensación (que se encuentra almacenada en algún rincón de tu psique) de estar en el útero de tu madre. Colócate en posición fetal y deja la mente en blanco, sólo pon atención en las sensaciones corporales. No tengas prisa en sentir nada y tampoco quieras dirigir lo que va a acontecer. Simplemente, ábrete a la experiencia. Que ocurra sola.
Cuando comiences a sentir esta sensación de recogimiento dentro del útero de tu madre, deja que pasen por tu cabeza las circunstancias por las que pasó tu madre durante tu gestación.
Recuerda lo que le pasó y luego toma conciencia de cómo esto te ha afectado.
Hazlo de episodio en episodio, dándole a cada uno el tiempo necesario para experimentar lo que sintió tu madre y luego cuál fue el efecto que experimentaste tú. Sin prisas.
Cuando hayas recorrido los acontecimientos significativos de estos 9 meses, recoge la sensación final que te quedó en el cuerpo. Y lo vas escribiendo en tu diario personal, con el orden que te apetezca, sin reglas ni responsabilidades, que no sea una tarea más a realizar, como tantas otras que inundan tu vida cotidiana. Tiene que ser algo fluido, liviano, que te apetezca, que quieras contactar íntimamente contigo mismo/a y con tus memorias corporales.
Realiza de forma espontánea una síntesis de todo cuanto vaya surgiendo en tu memoria… Siente si la escena que acontece es placentera o no. Y si te resulta familiar.
Ten en cuenta que esta situación seguramente está presente en muchos momentos de tu vida, a veces te acompaña de seguido y que puede reaparecer cuando menos te lo esperas… Apunta tus conclusiones en tu cuaderno.
Procura repetir el ejercicio anterior, metido en el agua de la bañera. O mar, río, lago, piscina que tengas en tu vida. Vuelve a alcanzar aquella sensación corporal final y luego trata de que el agua te lleve más allá… que diluya cualquier residuo corporal desagradable de tu gestación y que te transporte a una dimensión mayor: como si estuvieras en el útero del Universo, del Todo…
Puedes repetirlo tantas veces como te apetezca. La sensación de ser acogido, recogido, arropado por la misma Creación. Deja que esa sensación se impregne bien en tu cuerpo y en tu recuerdo. ¡Disfruta de ello!