La salud no es solo una cuestión física o biológica, sino también psicológica, social y espiritual.
Desde un punto de vista holístico, podemos tener migraña y estar tristes, podemos tener dificultad y tensiones al tratar con una determinada persona, y podemos sentir que nuestra vida carece de sentido.
Necesariamente nuestra salud depende del cuidado de todas estas dimensiones. Y solo cuando consideramos esta definición de la salud como algo integral, la idea de una «música que cura» cobra sentido, pues nos afecta a todos los niveles:
La música es sonido, o sea, energía, y produce un impacto directo en nuestro sistema biológico.
La música es «el lenguaje de las emociones», como dijo Kant. Afecta directamente al sistema límbico, la parte del cerebro donde se gestionan las emociones.
La música es un «lenguaje universal», nos permite comunicarnos no verbalmente con los demás.
A través de la música podemos alcanzar estados modificados de conciencia, contemplativos.
El uso de los cuencos tibetanos es una práctica compleja que va más allá de la reproducción de melodías y sonidos relajantes, ya que desde la composición del instrumento hasta la forma de tocarlo, poseen un significado que explica cómo su música ayuda al lineamiento de los centros de energía inmensurable situados en el cuerpo humano, conocidos como chakras.
“La vibración de un instrumento musical llega hasta lo más profundo de nuestro organismo: es una medicina para el cuerpo y un bálsamo para el espíritu.”
Sin embargo, nosotros te enseñamos qué son estos instrumentos, cómo usarlos adecuadamente y los beneficios que las vibraciones de los cuencos tibetanos traerán a tu salud.
Los expertos en terapia vibratoria, dentro de nuestra escuela, que han trabajado con el sonido vibracional han descubierto científicamente que mediante el sonido se puede conseguir la auto-destrucción de las células cancerosas y la curación de infinidad de enfermedades.
Instrumentos de curación, sanación, relajación y meditación, ayudándonos a establecer una vibración saludable en todo nuestro organismo, tanto a nivel físico, mental o psicológico, emocional y espiritualmente.
Los cuencos tibetanos son un medio maravilloso para equilibrar los chackras y cambiar la conciencia desde un estado alterado de ansiedad y estrés hacia un estado de paz, relajación y serenidad, induciendo estados de sanación espontánea y estados místicos y elevando nuestra frecuencia vibratoria.
Las personas que han experimentado un masaje sónico con cuencos tibetanos experimentan grandes cambios, mayor claridad mental, aumento de la creatividad, mayor concentración, mayor visión de futuro y una gran sensación de paz. El resultado es un individuo más productivo, más centrado, más feliz, más sereno, más equilibrado, más en paz consigo mismo.
Existe un espacio de paz en nuestro interior y los cuencos tibetanos nos ayudan a entrar en él, nos ayudan a resonar con nuestra verdadera conciencia o yo superior y con ese sentimiento de paz y serenidad que todos llevamos dentro.
A nivel físico se utilizan en la curación de cualquier enfermedad; para recargar nuestro sistema energético, para aliviar el sufrimiento y el dolor (incluye el dolor emocional), para eliminar inflamaciones, para estados de ansiedad, angustia, estrés, depresión, tristeza, insomnio, hiperactividad.
Hace que los sistemas biológicos funcionen con más homeostasis; calma la mente y con ello el cuerpo y tiene efectos emocionales que influyen en los neuro-transmisores y los neuro-péptidos, que a su vez ayudarán a regular el sistema inmunitario, el sanador que llevamos dentro.