Durante las décadas que los maestros zen Gerry Seshin e Ilia Shinko llevan dirigiendo retiros de meditación zen, constataron una y otra vez, que sus alumnos occidentales no podían avanzar en su desarrollo espiritual sin resolver antes algunos conflictos emocionales internos. Por ello, desarrollaron un método sencillo pero eficaz llamado Zen del Corazón.
Aunque tiene sus raíces en el Zen tradicional Japonés, difiere de éste en que pone énfasis en el Corazón, en las emociones y en los sentimientos. Cuando las emociones y los sentimientos se incluyen como parte de nuestra meditación, nuestra consciencia se abre a las muchas posibilidades del ser humano.
A través de la meditación Zen, se desarrolla la habilidad de estar presentes. Y en el Zen del Corazón usamos esta habilidad para conectar con nuestro Corazón y mirar, sin juzgar, dentro de nosotros mismos.
La práctica del Corazón requiere que seamos conscientes de lo que sucede dentro de nuestra mente, cuerpo y corazón, que presenciemos nuestros sentimientos sin añadir historias o diálogos internos, sin criticar, o juzgar, simplemente que sintamos la energía de nuestras emociones en el cuerpo.